Crónica de GAMEFEST 2011.Dia 1: El retorno del rey

 Parecia que el Bar de Barbón habia caido de nuevo en uno de esos sueños de los cuales le era tan complicado despertar. Habia dado permiso para que las particulas pixeladas de polvo inundaran y emborronasen sus contornos como si de un efecto antialiasing antiguo se tratase, habia permitido que el olor a cerrado y el abandono hiciesen mella en él, como la pobredumbre en la comida caducada. Es lo que todos habiamos llegado a pensar, que el local habia vuelto a cerrar los ojos después de la última visita de los B.S.A.M e iba a costarle mucho volverlos a abrir. Gracias al creador, a Nomura o a la divina providencia, eso era solo lo que pensabamos...

Porque NO es asi, después de esta pausa de unas cuantas semanas (o diria algún que otro mes), el Bar de Barbón vuelve a entornar sus puertas y dejar que la mortecina luz de la calle ilumine sus interiores, de forma a sus mesas y sillas amontonadas en rincones dispares y nos vuelva a hacer a todos testigos de sus aventuras y desventuras, de su caida tras el último de sus percances pero su renacimiento cual ave fénix o como una Xbox360 después de haber pasado por el servicio técnico y haber sobrevivido a sus fatales luces rojas de la muerte.  Solo una persona se encontraba en su interior, la mirada perdida, las manos sobre la barra y muy alejado de las penurias de esta bidimensional ciudad sin nombre. Su realidad era bastante cruel como para recibirla cual puñetazo en los morros, asi que cobardemente prefirio cobijarse en su propio universo paralelo donde habia visitado el segundo año de la feria de videojuegos mas famosa de España, el GameFest.

Fue el dia 30 de Septiembre cuando los engranajes del destino volvieron a chirriar de nuevo y con su estridente sonido despertaron y espavilaron a las dos personas que iban a realizar ese viaje: el que escribe, y su compañero y amigo Ashura AKA Fogya AKA Anónimo Nº1 AKA Jordi.

Sobre las 3:30 de la tarde comenzaron su periplo hacia el aeropuerto del Prat donde debian de coger el avión que los llevaria a Madrid. Salieron raudos de sus casas para llegar con el respectivo y prudencial tiempo a la terminal para asi conseguir los billetes, facturar su equipaje (si lo tuviesen) y correr raudos a la puerta de embarque para introducirse en el avión que les haria atravesar media España en aproximadamente una hora.

De nuevo, eso era lo que pensaban. Pues sufrieron un señor retraso de 40 minutos que ofuscó sus caras y dijeron que nunca jamas volverian a confiar en Vueling aunque, personalmente, si de nuevo tengo que comprar unos billetes de avión, lo haré alli. El viaje transcurrió sin incidentes y aunque yo ya estaba acostumbrado a la sensación de volar pues ya pasados muchos años habia tenido la oportunidad de hacerlo unas cuantas veces, para Jordi fue su primera vez y era virgen en este tipo de índoles. Asi que intenté acojonarle con mis mejores estrategias pero mas que miedo, lo que habia en sus ojos era emoción, tanto por el hecho de experimentar una nueva manera de viajar y la adrenalina y los oidos taponados al elevar el avión el vuelo, como el embarcarse en un viaje a una nueva ciudad y a un nuevo salón en el que nunca habia estado.

Después de unos 55 minutos de vuelo, y evitando cortesmente el servicio de catering de Vueling (ya que los precios eran tan desproporcionados como el tamaño de los productos que ofrecian pero en relación exponencialmente inversa), llegamos al aeropuerto de Barajas donde el Airbus (no me acuerdo que número) aterrizó y pudimos salir y ver, una vez mas, la capital de España.

Para la ocasión ya me habia puesto en contacto con Haru, para que una vez llegasemos pues me habia dicho que me esperaria y al no verlo, pues ya comenzaron un poco los problemas pues tanto como para él como para nosotros, el propio aeropuerto madrileño parecia un territorio inexplorado digno de un juego tipo Diablo. Solo te queda aventurarte en sus entrañas, con una antorcha ardiendo en tu frente y descubriendo los entresijos de esa enorme terminal hasta dar con la salida. Comenzamos a corretear por alli siguiendo las indicaciones de los paneles para encontrar a Haru que a lo mejor nos esperaria a las afueras, y asi lo hicimos y después de caminar un rato llegamos a toparnos con el y su colega Abel (que no sé si habia coincidido antes con él, pero si no lo hice, pues me arrepiento). El reencuentro fue poderoso aunque a Haru hacia "simplemente" 2 años que no le veia, que comparados con los 6 o 7 que no veia a otra amiga de alli llamada Rosa, parecen una nimiedad.

Nos pusimos manos a la obra para salir de alli y dirigirnos a nuestro siguiente destino que era el hostal que habiamos reservado utilizando Google Maps y nuestro propio criterio. Ante mi sorpresa descubri una de las novedades de Madrid, el "suplemento por entrar y salir del aeropuerto". Mi sencilla mente no fue capaz de procesar lo que aquello significaba y un individuo que por alli estaba (que muy seguramente seria aquel Pikachu enorme o aquel Sonic que pululaba por el GAMEfest) pues nos lo explicó de una manera en que pudimos entenderlo. Asi que después de aquellos nos fuimos derechos al hospedaje que estaba solo un par de paradas de metro mas adelante.

Nos ubicamos mentalmente en el google maps que habiamos consultado cuando buscamos el sitio para hospedarnos y empezamos la marcha hacia su paradero. Al verlo, algo de mi se cayó al suelo, como las pelotas a los ejecutivos de Sony cuando anunciaron Final Fantasy XIII para Xbox 360, pues algo parecido. Fue una mezcla de sorpresa y miedo a partes iguales, pues las pintas rupestres y pintorescas del lugar donde ibamos a pasar las noches no denotaban mucha confianza. Entramos temblando en lo que parecia una casa recién salida de Resident Evil 4 con sus Ganados dando vueltas y después de unas negociaciones polémicas por parte de Jordi, pues nos dieron las llaves de nuestra habitación que estaba en otro edificio. Gracias nuevamente a lo equivocadas que son las primeras impresiones, nuestra habitación no estaba tan mal como habiamos pronosticado: nos dieron una habitación triple solo habiendo pagado una doble, con su tele con TDT, su propio baño, su servicio de WI-FI y aire acondicionados. Todo parecia tener un aspecto limpio y ordenado, asi que pudimos respirar tranquilos, dejamos nuestras cosas y marchamos prestos con el señor Haru y Abel en pos del centro de Madrid y el reencuentro con Rosa.

Proseguimos nuestro viaje en metro hasta el centro neurálgico de Madrid que habia cambiado muchisimo en mis años de ausencia y mientras miraba asombrado todas las novedades, alli pude ver a aquella chica de rojos cual fuego cabellos que hacia mas de media docena de años que no veia. Me alegré mucho de que, aunque hubiese cambiado el color de su cabeza, seguia siendo la persona que me habia impresionado y me habia alegrado tanto de conocer tanto tiempo atrás. Tal vez los años nos pesen o no, tal vez nuestras visiones del mundo cambien, pero por dentro seguiremos siendo nosotros mismos o almenos se intentará que asi sea.
6 años es mucho tiempo asi que tuvimos que resumir brevemente nuestras experiencias en todo ese tiempo y movernos hacia nuestro próximo objetivo que fue un sitio para cenar. Ya tocaban casi las 9 de la noche y era buen momento para sentarnos y llenarnos el estómago. Asi que después del eterno debat de "me da lo mismo, me da lo mismo, me da lo mismo", acabamos yendo a un Kebab. Y es que, para no faltar a la tradición tanto las teterias como los kebabs son los únicos sitios a los que solo he ido en Madrid (dejando aparte, claro, todos los museos y cosas relacionadas exclusivos de alli).

Nos sentamos alrededor de la mesa y entre risas y tal pidimos nuestros menús. Rosa no podia comer nada de alli pues, como toda mujer, no hacen mas que añadirse kilos mentalmente hasta que su propia visión de si mismas se enturbia tanto que se adentran en dietas que no necesitan para sentirse mejores consigo mismas. No es algo que se pueda evitar y todo el mundo es bien libre de hacerlo, y desde luego hubo mucha coña con la elección de Rosa de una ensalada y la correspondiente Coca Cola Light para acompañar y la negación a cualquier tentativa que tuviese que ver con el alcohol. Es algo duro, pero Rosa sigue siendo para mi una mujer fuerte que puede con eso y más, espero que vea pronto los resultados y pueda sumarse a comer guarrerias una vez mas como todo hijo de vecino y disfrutar de sus juergas locas nuevamente.

Después de la cena y los ratos y situaciones frikenses que alli ocurrieron, pues fuimos a dar una vuelta por los madriles aprovechando el buen tiempo y lo "temprano" que aún era. Anduvimos evitando gente de botellón en el 80% del tiempo mientras Madrid nos enseñaba su cara nocturna que pocas veces habia tenido yo ocasión de ver. No es su mejor estampa si se me permite la opinión. Al final acabamos sentados sobre el cesped de uno de los parques de alli y riendo buenamente y contando todas esas batallitas y todas esas historias que solo las gentes con un buen grado de frikismo en sus venas pueden llegar a entender. El intentar resumirlas en estos lugares, el intentar expresar en unas pocas lineas todo ese torrente de conocimiento, es como intentar resumir en una palabra lo que significa la vida (aunque seguramente muchos puedan).

Con algo ya de frio en los cuerpos tuvimos que dar punto y final a la reunión pues ya eran altas las horas y habia que correr raudos y veloces hacia los metros pues si acababamos perdiendo los trenes, a ver quien era el guapo que se apañaba con los autobuses nocturnos de Madrid y la consiguiente fauna y flora que los habita. Menos mal que pudimos coger tranquilamente los últimos metros y despedirnos hasta el dia siguiente de nuestros acompañantes. Asi que tanto Rosa, como Abel, como Haru se dirigieron a sus respectivas casas y Jordi y yo, nuevamente, al encuentro de nuestro hospedaje bipolar.

Y asi llegamos, dejamos las cosas preparadas para el dia siguiente, despertador listo para las 9:00 de la noche para poder despertarnos, lavarnos, vestirnos y hacer todo lo necesario antes de las 11 (pues era la hora que si no pagabas para el siguiente dia, quedaba la habitación libre para que la ocupase otro...y no teniamos ganas de conocer los métodos madrileños para echarnos de alli). Asi que por aquel dia, apagamos las luces, nos apretujamos cada uno en su respectiva y desconocida cama e hicimos un esfuerzo para dormirnos en aquel hostal de aquella ciudad tan extraña pero tan meláncolica para mi.

TO BE CONTINUED...