miércoles, 25 de noviembre de 2009

In my humble opinion...


Después de casi dos semanas de inactividad vuelve el Bar de Barbón a abrir sus desvencijadas puertas una vez mas.

Disfrutando, tal vez, de la paz antes de la tempestad que nos tiene el destino preparada. Descansando ante las interminables batallas a las que nos tendremos que enfrentar, a las oleadas de enemigos que lucharan por esa cosa tan cómica llamada paz y justicia, a los embistes de aquellos que pelean por sus ideales, por sus opiniones y por proteger aquello que piensan que es suyo, ante la marejada de nuevos peligros que nos encontraremos en nuestro periplo...ante todo esto, nos estabamos preparando.

Según los informes que me van llegando, los Galsias han recuperado su toque mágico y su habilidad para derrapar por las calles como antiguamente lo hacian (dando dos pasos y avanzando 20 a 30 metros en los mejores records conseguidos por la comunidad.

Los Donovan han ejercitado sus puños y consiguen dar sus uppercuts a una velocidad mayor, sus gafas han sido actualizadas con nuevos dispositivos que les ayudan a detectar la fuerza y energia de sus enemigos ofreciéndoles mas velocidad cuando sus oponentes se encuentran a las puertas de la muerte pero debilitándolos cuando se encuentran con fuerzas renovadas al devorar instantaneamente uno de los escasos pollos que se pueden encontrar en las calles.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Resucitar a los muertos y otras cosas sin interés


Otra de aquellas tardes donde parecia que habian vetado la salida al resto de gentes que circulaban por esta ciudad. Donde el cielo se encontraba gris y triste, donde el sol se ocultaba timidamente entre las interminables nubes de tormenta que podian descargar de forma imprevista. Como si todo formase un cuento en que somos protagonistas, alli cada uno seguia si guión y tropezaria con la piedra que tendria que tropezar, entraria en el edificio que tendria que entrar, recibiria en el peor de los casos un retaplam! que acabaria con su vida o, simplemente, podria caminar eternamente hasta que el autor que nos dio vida tuviese una mejor idea para nosotros.

En mi pequeña parte de la historia me dirigia, como cada semana, al Bar de Barbón. Aquel lugar que todos los de la Organización de Mr. X conocian y, tal vez, veneraban. Se encontraba escondido en uno de los rincones mas olvidados de esta localidad, camuflado por los enormes y pixelados rascacielos que salpicaban la ciudad como la escarcha en los parabrisas de los coches aparcados en las calles. Una vez pasados los luminosos carteles que anunciaban locales inciertos, bares de desconocida procedencia y sitios cuyos relatos aún no han sido escuchados, tal vez por la imposible oportunidad de llegar a ellos. Aquellos comercios que adornaban la ciudad y que intentaban reclamar unos cuantos clientes que jamas tendrián, sitios sin dueño, sin beneficio ni pérdida, simplemente estaban alli porque tenian que estar. Un bonus a un camino simplista hacia el semanal destino de un servidor.

Aquel dia era especial, pues dentro de poco se realizaria la gran invasión, el gran movimiento por el que muchos descontabamos mentalmente los dias, por el que otros garabateaban sus calendarios en pos del deseado dia, aquel por el que otros entrenaban duramente y prometian a sus futuras familias un destino mejor del que ya tenian.

lunes, 9 de noviembre de 2009

De inventario


Como si alguien hubiese abierto la puerta hacia un gélido reino, como si el aire acondicionado del cielo se hubiese activado, de esa manera golpeaba en mi frente el aire que desde las alturas caia sobre mi como bofetadas frias que me despertaban a cada segundo de mi aletargado andar.

Entre las calles se colaban las ninfas con sus alas de hielo y congelaban mis ropajes y los del resto de viandantes que me acompañaban en el dia a dia. Las luces centelleaban en lo alto, tonalidades rojas y azules chisporroteaban como si de una gran pantalla publicitaria que se proyectaba en el cielo se tratase, un slogan que rezaba a las alturas para que esa oleada de bajas temperaturas se fueran y volvieran los cálidos vientos que nos habian acompañado durante los últimos meses salpicados por tremendas tempestades que alegraban mi vista y acercaban el aspecto de esta ciudad sin nombre al de mi patio exterior.

Cruzé las callejuelas por donde ya estaba acostumbrado a pasar, seguia el scroll como si al abandonarlo me topase con un abismo de negrura que me absorbiese y acabase con mi vida, continué hasta topar con el Bar de Barbón, que se erguia majestuoso sobre su cochambrosa fachada y su oxidada persiana.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Cerrado por...


De entre la bruma que se habia acumulado durante la noche, emergieron varias decenas de figuras que se silueteaban y diferenciaban del resto. Caminaban todos al mismo tiempo, al únisono llevaban la comparsa de sus 2 o 3 frames de animación al andar y poco a poco se acercaban al Bar de Barbón.
Sus pasos se mezclaban con el de resto de personas e individuos, aquellos que pululaban en aquellas intempestuosas horas eran como Lemmings que se dirigian instintivamente hacia su destino, sujetos por las leyes que una mano misteriosa les brindaba, sin preguntar que les aguardaba delante, caminaban sin miedo a los increibles abismos y los escapardos picos que su propia realidad habia reservado para ellos. Todos tenian un destino al cual dirigirse, pero un camino escabroso que les separaba de ello.

El grupo se adentró por las intrincadas callejuelas de aquella ciudad sin nombre, de aquel municipio abandonado del conocimiento del Creador, sin bautizar por las mentes pensantes que le dieron vida. Los ventanales cerrados del Bar de Barbón se veian ya cerca, iluminados debilmente por varias farolas cercanas, observados de cerca por unos ojos que se escondian en un garaje entreabierto cercano y unas presencias que se escondian en los portales circundantes al local.

Entre las personas que avanzaban en escuadrón se podian diferenciar multitud de figuras y formas, centelleaban con fuerza las calvas y las gafas de sol de los Donovans, tintineaban las chupas de cuero y los vaqueros de los abundantes Galsias, despuntaban por encima del resto las prominentes crestas de los variopintos Signals, refulgia el movimiento rápido y veloz de los Hakuyos, y bramaban las motos que portaban a juego con sus uniformes los moteros.

Por delante de ellos se encontraba otra figura que se habia adelantado unos pasos y lideraba el grupo con paso firme y "biframeal". Ese personaje se paró delante de la cerrada y oxidada persiana del Bar de Barbón, sacó lo que parecia un gran papel doblado que llevaba en uno de sus bolsillos. Lo aplanó delante de la mirada de sus seguidores, y acto seguido lo pegó con fuerza en una de las paredes que sostenian con fuerza aquel antro de frikismo e imparcialidad a partes iguales.

Todo aquel ejercito en miniatura desapareció entre la niebla de la misma forma en la que habian aparecido: pasos cortos y decididos, diferenciándose del resto como un atisbo de otra dimensión en un mundo anclado a la rutina y pesadez como es el nuestro.

En aquel trozo de papel se podia leer:

CERRADO POR SALÓN DEL MANGA HASTA LA PRÓXIMA SEMANA.