jueves, 19 de abril de 2012

El poder de los sueños


 Me frotaba los ojos según avanzaba una vez mas por aquellas asfaltadas calles, hacia ya demasiado tiempo que no volvía a poner mis pies sobre aquel asfalto que me saludaba con una mano invisible y me guiaba hacia aquel lugar que conocía de sobras.

La total ausencia de actividad de los B.S.A.M junto con el deje total de mi propia organización, empecé a temer que todo por lo que habíamos batallado y habíamos vivido y muerto montones de veces comenzara a caer en el olvido. Como si aquellos, ya antiguos, combates ya no hubiesen servido para nada, como todo el esfuerzo que habíamos puesto por derrotar a nuestros adversarios y llevar adelante la convicción de Mr.X se hubiese desvanecido como los juegos en 2D en el mundo real.

Incluso aquella ciudad que me rodeaba y abrazaba con su colorido y su luminosidad había perdido parte de su encanto y su importancia por luchar por ella y su control. Hace ya meses que no ha habido mas noticias ni de una parte ni de otra y todos nos hemos sumido en una Pausa mas larga de lo habitual y, con ello, parece comenzar la crónica de una muerte anunciada ya tiempo atrás.

Lejos quedaron los tiempos de batallas perdidas de antemano, luchas encarnizadas en que nuestros pixelados cuerpos caían abatidos al suelo en un encontronazo fútil con enemigos escasos pero bastamente superiores en fuerza y tenacidad. Como una estrella en el oscuro cielo se han quedado esa amenaza, una pequeña luz en el firmamento que tiene todos los números de precipitarse en el vacío y desvanecerse en un recuerdo amargo como ha empezado a forjarse a si misma.

Aunque muchas de las razones por las que visitar y abrir el Bar de Barbón ya no tuviesen cabida en este mundo digital, había un impulso que me hacia seguir avanzando, como una costumbre que me hacia moverme mecánicamente hacia mi destino aún sabiendo que lo mas que me iba a esperar allí era la soledad y la penumbra de aquellas paredes que tanto habían presenciado con sus ojos velados por las telarañas.

Aún así, continué avanzando por la que había sido mi realidad desde el momento en que algún programador me había incluido en su propio universo y me había condenado a esta cárcel bidimensional que me ha visto nacer y me ha visto morir infinidad de veces. Giré la esquina y allí se encontraba el Bar de Barbón, otra vez se mostraba ante mi como una bestia durmiente con sus fauces cerradas mientras esperaba el momento que alguien desvelara su sueño y se mostrase tal y como era en verdad. Y ese alguien, era yo.

Deslicé las llaves fuera de mi bolsillo, me agaché en un intento de agarrar el candado y con un rápido movimiento la persiana gruñió pesadumbrosa y se abrió en un estrépito que desgarro la noche como lo hacían nuestros gritos en un tiempo lejano ya.

Allí estaba de nuevo mi local, no sabia bien porqué me encontraba de nuevo ante él, no sabia si formaba parte de mis lineas de código, profundamente encerradas dentro de mi ser, o el golpe que me di hace unos días en la cabeza me hizo retomar antiguas tareas que creía olvidadas.

No había sorpresa alguna que me aguardase dentro, conocía de sobras la sensación de sentarme allí y pasar las horas muertas esperando a algún cliente o enemigo, en estos momentos no sabría decir cual de los dos me daría mas alegría. Me serví uno de los cócteles que guardo exclusivamente para mis clientes y esperé junto a la barra que mi propio licor me embriagara y los sueños digitales hiciesen mella en mi mente y me transportasen a otro mundo. No sabia si decir si mejor o peor, lo que importaba es que fuera diferente.