jueves, 20 de mayo de 2010

Faena por hacer


Abri los ojos y miré a mi alrededor sorprendido, no sé cuanto tiempo llevaba dormido, inconsciente o lo que me hubiese pasado, tenia la boca como un zapato y un mal recuerdo en la cabeza que hacia que me doliese como si cientos de alfileres se me clavasen en la nuca haciéndome volver a la realidad a base de sufrimiento.

Según se aclaraba mi vista y pude identificar los rayos de luz que se colaban por las rendijas y persianas medio bajadas del Bar de Barbón pude darme cuenta de donde estaba pero no como ni cuando habia llegado ahi, recuerdos borrosos y confusos me asaltaban y la soledad del local no me ponia las cosas fáciles, aunque la tranquilidad y los amortiguados sonidos de la ciudad sin nombre me ayudaron a reincoporarme y poner las cosas y pensamientos en su sitio. Miré la hora en el reloj y me di cuenta que llevaba un mes en aquel estado comatoso y sin sentido en el que me habia metido, un mes sin actividad, sin vida, sin realidad ni existencia, como un punto y aparte en la continuidad de mi ser que el resto de humanidad se habia tomado como un paréntesis para probar un kit kat, un vacio temporal en mi continuo espacio tiempo digital que debia de rellenar como fuese y saber como habia quedado en aquel estado.

Los recuerdos difusos seguian volviendo a mi cabeza y las imágenes se sucedian a velocidades pasmosas en mi cerebro, a la memoria me llegan fotogramas donde aparezco acompañado de unos cuantos Galsias los cuales me hablan de una de las últimas discotecas que abrieron recientemente y que fueron ganando mucho prestigio a un ritmo irrefrenable, un local que si bien no es que fuese digno de mi visita si que parecio captar mi interés y gracias al consejo de mis seguidores pues, por lo visto, no tuve opción que visitar.